Experiencia en la promoción de la disponibilidad de alimentos, mediante la implementación de huertos comunitarios con madres de familia en comunidades Alta y Baja Verapaz, Guatemala.

28 de noviembre de 2024 | Por: Secretaría de Proyección Social UES | 119 vistas



Los huertos familiares son importantes sistemas de producción agrícola; de ellas se extraen alimentos básicos para la alimentación de algunas comunidades rurales y urbanas, además de contribuir a la conservación in situ de recursos fitogenéticos, pues presentan una gran variedad de especies tanto nativas como cultivadas, que interactúan y forman un complejo botánico bastante biodiverso.

Adicionalmente aportan a la economía del grupo familiar y representan los conocimientos tradicionales de los pequeños grupos locales. A pesar de la función que cumplen las huertas familiares, su conocimiento es escaso y fragmentario, ya que son pocos los estudios etnobotánicos que se han realizado en torno a estos sistemas productivos.

El municipio de San Juan Chamelco, Santa Cruz Verapaz, A.V. y Purulha B.V. presentan una alta prevalencia de desnutrición, la cual afecta principalmente a los niños menores de 5 años.

En respuesta dicha problemática y como una oferta técnica hacia las comunidades, los preprofesionales de la carrera de Ingeniería Agronómica del Centro Universitario del Norte, Universidad de San Carlos de Guatemala, a través del Ejercicio Profesional Supervisado (EPS), implementaron a partir de marzo hasta octubre del presente año, huertos comunitarios en las comunidades: Mocohán I y II, Parrachoch I y Nueva Jerusalén, del municipio de Purulhá B.V. Chamil y San Juan Chamelco y Caserío San Rafael Santa Cruz Verapaz ambos de A.V. con la participación de 134 mujeres madres de familia. Todo ello, en línea con el trabajo multidisciplinario de los equipos en el marco del área de intervención de salud y la intervención de seguridad alimentaria y nutricional, que forman parte de las prioridades de la Región de Verapaces Sur del Programa EPSUM a cargo del Dr. Roberto Zea, médico supervisor de EPS. 

Este proyecto formó parte del programa EPSUM, el objetivo principal fue Implementar huertos comunitarios en comunidades rurales priorizadas, con el fin de mejorar la seguridad alimentaria y fortalecer las capacidades agrícolas de las mujeres de la comunidad a través de talleres participativos y la aplicación de prácticas agrícolas sostenibles. Dicha intervenciòn consistió en una serie de talleres y asistencias técnicas para llevar a cabo los huertos comunitarios.

Durante su ejecución, se sembraron hortalizas entre las cuales, figuran: espinaca, repollo, coliflor, té de limón, chile, cebollín y cebolla, brindando a las participantes conocimientos y habilidades en prácticas agrícolas sostenibles. 

Las participantes fueron organizadas en 5 grupos de entre 8-9 integrantes, para la implementación, el monitoreo y cuidado del huerto, utilizando técnicas como el uso de trampas entomológicas, siembra directa y pilones, así como fertilización con humus de lombricomposta. 

Se obtuvieron 3 cosechas principales, las cuales, fueron acompañadas de talleres de transformación de alimentos y una ampliación de variedad de hortalizas. 

Las contribuciones del proyecto están en el orden de: fortalecimiento de capacidades agrícolas a mujeres, el auto sustento alimentario, la promoción de la economía local y la autogestión de los grupos. 

Materiales y Métodos

•    Organización de las mujeres: Las participantes fueron organizadas en 5 grupos de entre 8-9 integrantes, Estos equipos se encargaron de la implementación, monitoreo y cuidado del huerto, rotándose diariamente para asegurar la continuidad en las labores y el buen manejo de los huertos.

•    Técnicas agrícolas: Se enseñaron dos métodos de siembra: directa e indirecta, con el objetivo de que las participantes comprendieran y dominaran ambos. Además, se les instruyó en las técnicas adecuadas para la correcta cosecha de las hortalizas, asegurando un manejo eficiente y sostenible de los cultivos.

•    Talleres de capacitación: Se implemento una Escuela de Campo (ECA) con el objetivo de que las personas participantes aprendan, compartan y apliquen conocimientos. La currícula incluyo 6 temas sobre huertos familiares: definición, selección del terreno, manejo de semillas, técnicas agronómicas, aprovechamiento y transformación de alimentos. Las sesiones serán de 3 horas, promoviendo el método de “aprender haciendo” y el uso de insumos locales.

•    Asistencias técnicas: Se brindo asesoramiento sobre el manejo adecuado del suelo, uso eficiente del agua, selección de semillas, manejo de plagas y enfermedades, así como la implementación de nuevas tecnologías o técnicas sostenibles.

•    Monitoreo y seguimiento: Este proceso consistió en evaluar el crecimiento de las plantas, controlar plagas y enfermedades, supervisar el riego y la fertilización, y verificar las condiciones del suelo. También incluyo la revisión de la infraestructura del huerto y el fomento de la participación activa de los agricultores. El monitoreo permite realizar ajustes oportunos en las prácticas de cultivo, mejorando el rendimiento y asegurando la sostenibilidad del huerto a largo plazo.

La implementación de huertos comunitarios generó resultados significativos en términos de fortalecimiento comunitario, sostenibilidad agrícola y mejoras en la seguridad alimentaria. A continuación, se detallan los principales resultados obtenidos:

1.    Participación comunitaria y empoderamiento de las mujeres:

.    Un total de 134 mujeres madres de familia participaron activamente en la primera fase del proyecto, aprendiendo sobre técnicas agrícolas y manejo de huertos. En la segunda fase, la participación aumentó a 140 mujeres, lo que demuestra un creciente interés y compromiso de la comunidad.

•    Las mujeres adquirieron conocimientos prácticos sobre la creación, manejo y sostenibilidad de huertos familiares, incluyendo la siembra, riego, monitoreo de plagas y fertilización orgánica, lo que les permitió gestionar de manera autónoma sus propios cultivos.

2.    Diversificación de cultivos:

•    Se sembraron múltiples variedades de hortalizas y hierbas aromáticas, que incluyeron espinaca, repollo (dos variedades), coliflor, col china, chile jalapeño, cebolla, cilantro, hierba mora, apazote, y en la segunda fase se añadieron lechuga, acelga, albahaca, hierba buena y manzanilla.

•    La diversidad de cultivos contribuyó a mejorar la dieta de las familias, proporcionando una fuente accesible y constante de alimentos frescos y nutritivos.

3.    Control efectivo de plagas y manejo sostenible:

•    Se implementaron trampas entomológicas y métodos manuales de control de plagas, los cuales resultaron efectivos para minimizar los daños en los cultivos, asegurando una cosecha saludable.

•    El uso de lombricomposta como fertilizante orgánico, producido por las mismas participantes, mejoró la calidad del suelo y contribuyó a la sostenibilidad a largo plazo del proyecto, reduciendo la dependencia de insumos externos.

4.    Cosechas exitosas y talleres de transformación de alimentos:

•    La primera cosecha, realizada en mayo, incluyó col china, espinaca, chile jalapeño, cebolla, cilantro y hierba mora. Durante esta jornada se ofreció un taller práctico de transformación de alimentos, donde las mujeres aprendieron a elaborar tortillas multicolores con col china con protemas adentro, la cual se realizó enrollando la tortilla.

•    La segunda cosecha, realizada en junio, se recolectó repollo (dos variedades), coliflor, chile jalapeño y col chino. Un segundo taller de transformación de alimentos permitió a las participantes preparar garnachas con los productos cosechados.

•    Estos talleres fomentaron el uso de las cosechas para crear alimentos nutritivos y variados, añadiendo valor a los productos agrícolas y promoviendo el emprendimiento local.

5.    Mejoras en la seguridad alimentaria:

•    La producción constante de alimentos durante ambas fases del proyecto permitió a las participantes mejorar la seguridad alimentaria en sus hogares, reduciendo la necesidad de comprar hortalizas y fortaleciendo la autosuficiencia.

•    Además, el conocimiento adquirido les permitirá seguir produciendo alimentos de manera sostenible en el futuro, asegurando un impacto positivo y duradero a nivel familiar.

6.    Replicabilidad y sostenibilidad:

•    El proyecto se consolidó como un modelo replicable, con el potencial de extenderse a otras comunidades cercanas. La organización comunitaria y la transferencia de conocimientos agrícolas garantizan que las participantes sigan aplicando las técnicas aprendidas, generando beneficios continuos a largo plazo.

7.    Impacto y sostenibilidad:

•    Este proyecto ha tenido un impacto significativo en la comunidad, no solo al mejorar la seguridad alimentaria de las familias involucradas, sino también al empoderar a las mujeres con conocimientos y habilidades agrícolas que pueden aplicar en sus propios hogares. La inclusión de técnicas de fertilización orgánica y control biológico de plagas garantiza que el proyecto se mantenga sostenible a largo plazo, fomentando el uso de prácticas agrícolas amigables con el medio ambiente.

•    Además, los talleres de transformación de alimentos han generado valor agregado a las cosechas, promoviendo el emprendimiento local y diversificando la dieta familiar con alimentos más nutritivos. El proyecto continúa como un modelo replicable, con el potencial de expandirse a otras comunidades cercanas y seguir impactando positivamente en la región.